La ría de Muros será también punto de entrada de peregrinos que acudían a Compostela.
La importancia que adquiere Santiago de Compostela desde la Edad Media convierte a la Ría de Muros e Noia en la fachada portuaria de la ciudad. La ría será también punto de entrada de peregrinos que acudían a Compostela. Consta que ya en el siglo XII las expediciones navales que partían de Gran Bretaña y el norte de Europa hacia la Segunda y Tercera cruzada, entraron por esta costa hacia el sepulcro del Apóstol para solicitar su mediación.
Pero será a finales del siglo XIV cuando se consolide la llegada de peregrinos por mar, en particular desde Inglaterra. A Coruña se convertirá en el principal puerto de entrada. Sin embargo, Ría de Muros e Noia también verá la llegada de devotos camino de la tumba de Santiago, conformando uno de los caminos ingleses.
La vía marítima incluía, en ocasiones, expediciones fletadas específicamente para los peregrinos, pero lo más frecuente era que los devotos aprovechasen embarcaciones que hacían rutas comerciales.
Desde la Edad Media, Europa se llenó de lazaretos: hospitales bajo la advocación de San Lázaro, considerado protector de los leprosos. Durante siglos, el término lazareto designaría a las instalaciones sanitarias destinadas a aislar a los infectados por todo tipo de enfermedades contagiosas. Junto a los efectos físicos de la lepra, los afectados debían hacer frente al estigma social, derivado del miedo al contagio.
En las villas portuarias, como Muros, era especialmente frecuente este tipo de instalaciones, ya que el tráfico marítimo era una de las vías de propagación de la lepra. En la Ría, enclave del tráfico comercial y de peregrinos a Santiago de Compostela, proliferarían los hospitales para la atención de pobres, peregrinos y enfermos.
El Hospital de Lazarados de Muros probablemente existía ya en el siglo XIV. Las primeras referencias son de 1421, año en el que consta un donativo en su favor. A lo largo de los siglos se sucederán este tipo de donaciones y el hospital se hizo con casas y propiedades por las cuales sus inquilinos pagaban rentas destinadas al cuidado de los enfermos. Más que una gran construcción se trataba de varias casas que se destinaban al cuidado de los enfermos, o se alquilaban en tanto no eran necesarias para este uso.
Este hospital estuvo vinculado al Santuario de la Virgen del Camino, una construcción gótica erigida por el Arzobispado de Santiago, tras hacerse con la villa de Muros, probablemente sobre una ermita románica. Algunos autores indican que formaba parte de él la construcción adosada a la fachada del Santuario, aunque parece poco probable.
La solidaridad de la comunidad marinera incluye la atención a los más necesitados. Fruto de ello algunas de las noticias más antiguas de la villa se refieren a su hospital de pobres.
Fue fundado en 1418 por Diego Rodríguez de Muros, por entonces juez de la villa, y mantuvo su función hasta mediados del siglo XX. Hoy mantiene aquel espíritu como centro social.
Varias noticias van mostrando su pervivencia a lo largo de los siglos, tanto por donaciones al hospital, mención de las propiedades cuyas rentas se destinaban a sufragar sus gastos, o los testimonios de las visitas que los eclesiásticos de la archidiócesis hacían a la parroquia.
La visita realizada en 1585 nos deja información valiosa sobre su funcionamiento. Nos indica que debe atender a enfermos pobres y peregrinos, también extranjeros; recordemos que Muros era entonces puerto comercial y de acceso a la ruta jacobea. Se refiere a detalles como la ropa de las camas y señala que el trato especial que ha de brindarse a los sacerdotes y peregrinos de 'calidad' que se acogiesen en el hospital. Solía haber, en aquella época, entre 6 y 9 personas alojadas.
Los enfermos se podían quedar hasta que estuviesen en disposición de pedir limosna y, desde luego, el hospital debía cuidarse de no convertirse en refugio de personas 'vagamundas y de mal vivir'.
El edificio actual corresponde a una reconstrucción del siglo XIX, en la que destaca su pórtico. El proyecto inicial era ambicioso, pero la invasión francesa y las dificultades posteriores obligó a una obra más modesta.